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Rituales de Belleza: ¿Cómo escoger la mejor base y corrector para ti?


La base de maquillaje y el polvo son los dos artículos de belleza básicos de la mujer puertorriqueña. Pueden añadirle uno que otro producto, pero la base es algo que nunca falta en la cartera de cosméticos de nuestras mujeres.


¿Por qué nos gusta tanto usar la base, a pesar de que vivimos en un clima húmedo y cálido? La respuesta es sencilla. Nuestra piel, de forma natural, no es de un color uniforme.


La exposición al sol, a los elementos naturales, el envejecimiento, incluso lo que comemos producen cambios en la apariencia de la piel, especialmente la del rostro. También haber sufrido ciertas condiciones de salud, incluído el acné, afectan cómo luce nuestro cutis. Ninguna de nosotras está excenta de estos cambios.

Por eso, la base es tan popular. La propia palabra lo dice: es la base, el fundamento de nuestro maquillaje con el cual logramos darle una tonalidad pareja a la piel de nuestro rostro y obtener una mejor apariencia. Tiene el beneficio adicional de que esconde imperfecciones y también hace lucir la piel más saludable y juvenil.


Normalmente, cuando acudimos a adquirir una base, nos enfrentamos a una gran variedad de tonalidades, ideadas para todo tipo de piel y su pigmentación. La mayoría de nosotras recurre al reverso del brazo para identificar cuál es color correcto para nuestra base, otras llevan un espejo y verifican si el color del cuello y el de la base son similares. Hoy les hablo de cómo escoger correctamente este artículo tan fundamental en nuestros Rituales de Belleza.


Tipos de Piel y Tipos de Base

Siempre lo mejor es comenzar por lo más básico, que es identificar tu tipo de piel y los tipos de base.


Los tipos de piel, en general, son cinco:

  • Normal: usualmente no tiene problemas, excepto una ocasional imperfección.

  • Seca: se siente estirada y rígida en todo el rostro

  • Mixta: aceitosa en la zona "T" (frente, nariz y barbilla); con poros abiertos claramente visibles y con impurezas.

  • Sensitiva: piel enrojecida, con abrasiones o erupciones

  • Grasa: se siente aceitosa en todo el rostro, con poros abiertos claramente visibles; es propensa a barritos y espinillas y tiende a ponerse brillosa.

Una vez tengas claro cuál es tu tipo de piel, entonces busca la base que mejor se acomode a las necesidades de tu cutis.


La más popular es la líquida, porque es la más fácil de aplicar. Hay para todos los presupuestos, y bajo este renglón también se agrupa la base que viene en aerosol (es magnífica, ¡pero cara!).


Luego tenemos la base en crema. Se recomienda para las pieles secas o maduras, y es ideal para cubrir imperfecciones.


También está la base mineral, dirigida a pieles sensibles o con problemas de acné; y finalmente, la base en polvo, ideal para quienes tienen el cutis graso.


Encontrarás también tubos de humectantes con color ("tinted moisturizer ), cuyo propósito es hidratar la piel y no el cubrir imperfecciones. Es un producto buenísimo, si eres de las que usa mínimo maquillaje durante el día. Un producto parecido, pero dirigido específicamente para camuflajear las imperfecciones de la piel es el llamado "BB Cream" (que significa "Blemish Balm" o "Beauty Balm"). Es de consistencia cremosa, y también sirve como humectante en las áreas donde se aplique.


Hablemos de la cobertura

Se refiere a la opacidad del maquillaje, o mejor explicado, cuánto logra cubrir la piel.

  • Cobertura Fina o Delgada: es la que menos pigmentación tiene. No cubrirá la descoloración de la piel, pero sí minimizará su contraste. Su pigmentación es de 8 a 13%.

  • Cobertura Ligera: cubre la descoloración irregular y las manchas, pero no es tan opaca como para cubrir las pecas. Contiene entre un 13 y 18% de pigmentación.

  • Cobertura Mediana: además de las irregularidades en el color de la piel, cubre pecas, manchas, marcas rojizas y las del acné. Su porciento de pigmentación fluctúa entre 18 y 23.

  • Cobertura Alta o Máxima: es la más opaca y se usa para cubrir lunares, cicatrices, manchas oscuras e incluso el vitiligo. Se le conoce como la base correctiva, con más de 35% de pigmentación.

  • Cobertura de Alta Definición: se usa para cubrir y hacer uniforme la piel, con cobertura entre mediana y máxima. Fue ideada para la sobre exposición de luz en sesiones fotográficas, cine y televisión.

Otro elemento que debes considerar al escoger la base y su cobertura son las actividades que vas a realizar. Algunos productos están hechos para re-aplicarse durante el día, mientras otros son de larga duración (long lasting wear), que son perfectos para eventos de noche sin tener que retocarte. ¿Cómo sabes cuál de estos tipos de bases escoger? Las etiquetas te ofrecerán los detalles que necesitas conocer.

Estos son algunos ejemplos que puedes tomar en consideración:

  • Si vas de paseo en el verano o a un lugar tropical/cálido, trata una base que no sea aceitosa ("oil free"), ya que las temperaturas de esa temporada harán que sudes y eso tendrá un efecto en la cobertura de la base que uses.

  • Si el día está lluvioso, considera una base que fije más, para combatir la humedad.

  • Si vas a estar todo el día en la oficina, bajo aire acondicionado, puedes usar una base más ligera y que tenga elementos humectantes para mantener la piel hidratada, incluso una en polvo, crema o "BB Cream".

  • En todos los casos, intenta bases que tengan protector solar... ¡aún si vas a estar dentro de la oficina! Y es que la luz amarilla tiene efectos en el envejecimiento de la piel.


¿Quiere decir que deberías tener más de una base en tu tocador? Sí. No significa que debes hacer una gran inversión en productos, sino considerar para qué y qué tan frecuente la necesitas. Tal vez durante la semana, tu estilo de vida o tipo de piel no requieren el uso de una base de alta cobertura, sino una más ligera o incluso sólo un humectante con color. Eso hará que tu piel se vea más natural y que "respire", dejando la base con más cobertura para actividades especiales, donde es más propio un maquillaje elaborado y que te dura más.


También debes saber que los expertos en maquillaje recomiendan hacerte de papelitos cosméticos para absorber la grasa del rostro en vez de darte retoques durante el día. Esto ayudará a que te veas más natural, ya que con los retoques, vas haciendo más gruesa la capa de base.


¿Cómo selecciono el tono apropiado?

Olvídate de hacer pruebas en el interior de tu brazo, porque esa área es siempre de un tono distinto al de tu rostro. Considera verificar frente a un espejo antes de comprarla, o pedirle a una especialista de belleza que te ayude a escogerla.


La regla de oro es que verifiques a un lado de tu mandíbula cuál es el tono que más se acerca al de tu rostro, y no tiene que ser exacto. Debe ser un tono más claro, ya que durante el día, mientras tu piel "respira" y se deshace de toxinas, la base se va oxidando y se torna un poco más oscura o amarillenta.


También puedes probar con una gotita de base en tu nariz, y la dispersas sobre las mejillas hacia el nacimiento del cabello. De este modo, podrás notar si cubre las variaciones naturales del tono de tu piel. Pero claro, si vas a realizar este ejercicio, no debes llevar puesta otra base, porque el resultado no será el mismo.


Si tu cuello es más claro que la piel de tu rostro, elige una base cuyo color se acerque al de tu cuello, para darle un tono más parejo. La clave siempre está en probar estas tonalidades en un área con luz natural, y no con grandes lámparas, porque el efecto es diferente.


Otro dato que debes tener en mente: a veces, el tono que mejor te queda es el que tú misma creas. Hay personas que tienen una tonalidad de piel para el que no hay un color de base... pero si mezclas los dos más cercanos, logras el que es más apropiado para ti.

Si eres una mujer madura, debes saber que hay bases dirigidas a esa piel que va perdiendo elasticidad con los años, y que a la misma vez requiere de humectantes o tonalidades que les ayuden a disimular la aparición de manchas de la edad o arrugas. Generalmente vienen identificadas como "age defying" o conceptos similares.


Otro consejito: no te apliques más base de la que necesitas. Recuerda que "less is more" (¡menos es más!). Así que, luego de aplicarte la base, presiona un pañuelo de papel (mejor conocido como "Kleenex") sobre tu rostro, para deshacerte del exceso de producto.


Y ahora... el corrector o "concealer"

El corrector, como bien dice la palabra, está hecho para corregir imperfecciones o áreas problemáticas de la piel. NO es exclusivo para las ojeras, ni tampoco para usarse en exceso o para que la zona bajo los ojos luzca más clara que el resto de tu rostro.


Los maquillistas profesionales recomiendan usar "un toque" de este producto, cuando sea necesario. Y para los casos donde el corrector se necesita, hay un tono específico para su uso. En la siguiente gráfica tienes una guía, en caso de que decidas hacerte de una paleta de maquillaje con diferentes tipos de correctores.

Por ejemplo, nuestra piel tiene una mezcla de tonos, que surgen dependiendo la exposición al sol o los elementos del clima que tenga la piel, o debido a manchas, lunares e incluso laceraciones dermatológicas. También influye el paso de una vena subcutánea o el surgimiento de capilares en algunas zonas.


Todos esos factores se toman en cuenta a la hora de aplicar maquillaje, y no siempre logran cubrirse con la base. Por eso, tener una paleta de correctores siempre viene bien.


En el caso del corrector lila, es perfecto para manchas amarillosas o para disimular imperfecciones.


El verde, por su parte, es tu mejor aliado si sufres de rosácea o estás sanando sobre exposición al sol, que te dejó con la piel rojiza.


Ciertamente, las ojeras son un problema que todas queremos cubrir con maquillaje, pero no siempre conlleva uso de corrector. A veces sólo con la base es suficiente, pero si son bastante oscuras, el corrector amarillo es perfecto para combatirlas.


Hay quienes tienen manchas blancas en la piel, producto de una cicatriz o la edad. El corrector rosado es el mejor para camuflajearlas. Pero también viene uno color rosa claro, ése es perfecto para las ojeras naturales que no son oscuras.


El corrector color salmón o coral es la alternativa cuando tienes una vena que se nota si tienes la piel muy blanca. En cuanto al de color blanco, su uso mayormente es para realzar la zona de los ojos, justo bajo las cejas, lo que le agrega un poco de drama a tu mirada o maquillaje en esa área.


El corrector de tono oscuro es para las pieles más morenas, además que se usa para darle contorno y profundidad al rostro.


La pregunta de los 64 mil chavitos: ¿que se aplica antes, la base o el corrector?

En realidad no hay una respuesta universal. Va a depender de la situación en tu rostro.


Por ejemplo, si la zona bajo tus ojos necesita una ayudita, pero está reseca, fatigada o arrugada, lo mejor es aplicar un humectante ligero y luego el corrector apropiado antes de aplicar la base.


Si el problema es acné o rosácea, aplica primero la base y luego el corrector. A los barritos, debes atenderlos con una brocha (la cual debes lavar de inmediato, para eliminar las impurezas).


La sobre exposición al sol o camas de bronceado pueden dejar manchas blancas en el rostro, especialmente alrededor de la boca y la nariz. Aplica corrector primero y luego un leve toque de base.


Si no tienes problemas mayores en la piel, la preferencia de un gran número de maquillistas profesionales es aplicar la base primero y después el corrector. ¿Por qué? Porque la base va a emparejar el color de la piel, para luego dejarte saber si el corrector es necesario y qué tono debes usar para disimular las áreas que lo requieran,


¿Cuál es la mejor manera de aplicar la base y el corrector?

La verdad es que, por más que querramos responder que una brocha o esponja, la mayoría hemos usado (o usamos) los dedos. No es que esté totalmente mal, pero debes pensar en que la yema de los dedos acumula grasa o impurezas, y aunque las lavemos bien antes de aplicar el maquillaje, siempre van a ser un vehículo para transferir todos esos residuos. Por eso, y otras razones, los maquillistas profesionales recomiendan el uso de brochas y esponjas para la aplicación de estos productos.

Para seleccionar la brocha o esponja adecuadas, debes tomar en consideración el tipo de base que vas a usar.


Si te inclinas por una base líquida o en crema, lo recomendable es una brocha plana ancha que ya viene identificada para ese fin. Si quieres usar una esponja, la básica o en forma de triángulo te viene bien para este tipo de base.


Si lo que quieres es usar base mineral o en polvo, la brocha debe ser con hebras suaves, que permitan que los polvos se apliquen fácilmente. En este caso, no se usa una esponja.


En el caso del corrector, viene una brocha pequeña, similar a la de la base con las hebras planas, que vale la pena siempre tener a la mano.


Últimamente se han puesto muy de moda unas esponjas en forma de huevo, en colores muy llamativos. Éstas se usan para armonizar ("blending") la base y el corrector que ya han sido aplicados en el rostro. Lo que hace es mezclar los productos de forma uniforme y suave, para que el color sea parejo. También se usa para armonizar los colores de corrector o base más oscuros, que se usan para dar contorno, o los más claros, usados para acentuar el rostro. Se recomienda que se use con pequeños toquecitos, y no con un movimiento fuerte hacia el rostro.


Hablemos un poquito de su historia

Antes de cerrar este artículo, quiero compartirles un poco de cómo nació el uso de la base de maquillaje.


Aunque el uso de "pinturas en el rostro" aparece en documentos antigüos como la Biblia e incluso en jeriglíficos egipcios, este producto más bien tiene sus inicios para la época del imperio romano y griego. Los aristócratas usaban el polvo blancuzco que sacaban del plomo para "aclarar" sus pieles, sin saber lo peligrosa que era aquella práctica.


A pesar de que esta nociva costumbre causaba caída del cabello, daño a los dientes y descoloramiento permanente de la piel y causó la muerte a muchas personas, su práctica continuó por cientos de años. A lo largo del tiempo, se fue perfeccionando para hacer polvos más finos y hasta perfumados. También se le agregaba grasa animal, para hacerlos más cremosos.

Una de las más asiduas de estos peligrosos polvos fue Elizabeth I, reina de Inglaterra, quien adoptó el estilo de un rostro y cuello totalmente blancos, pues la piel "clara" era considerada una elevada versión de moda.


No fue hasta el siglo 19 (cuando se cobró consciencia de los daños del uso del plomo) que se modificó la composición de la base. Se mezclaron óxido de zinc, glicerina y calamina, y se usaba para cubrir imperfecciones o descoloración de la piel. El problema era que sólo venía en tres colores: blanco, rosado o tonos de rojo.


Para este período se introdujo también una crema a base de aceite en presentaciones en el teatro. Se usaba para exagerar un poco el rostro de los artistas, pero fue inmediatamente adoptada por la gente, para "blanquear" sus rostros... sin pensar mucho en el problema que tendrían después para remover dicho producto.


Esa crema a base de aceite, con algunas modificaciones, reinó en el mundo del maquillaje hasta que se introdujo el cine a color. Con ese producto, la piel lucía muy grasosa bajo las luces y ante las cámaras, así que uno de los pioneros en el mundo del maquillaje moderno se dio a la tarea de buscar una solución.

Crédito: Pinterest

Se trataba del empresario Max Factor, quien en 1914 desarrolló la primera base en polvo, con la idea de hacer un maquillaje más duradero y natural para la pantalla. Su creación fue llamada "pan-cake", hecha a base de talco, agua, pigmentos y aceites que se deshidrataban para crear el polvo que luego llevaban a la piel.


Las primeras bases líquidas nacieron en los años 40 y 50, ¡pero no estaban hechas para la cara! Eran productos para las piernas, ya que en aquél entonces las mujeres comenzaron a dejar a un lado el uso de las medias (de liga y pantyhose) como prendas de vestir. Se desarrollaron cremas con pigmentación para aplicarse en las piernas, y fueron elaboradas a prueba de sudor y de adherirse a la ropa. Su popularidad fue tal, que pronto se comenzaron a elaborar productos similares para el rostro.


La marca Coty fue una de las primeras en mercadear este tipo de base líquida, y en aquellos tiempos sólo estaba disponible en seis tonos. A partir de entonces, las casas de maquillaje han desarrollado, mejorado y ampliado este importante producto de belleza, que aún hoy sigue evolucionando para incluir los diversos tipos de tonos de piel alrededor del mundo.


¿Y qué del corrector? Todo surgió en 1928, cuando una química usó sus conocimientos en la materia y su amor por la pintura, para desarrollar una crema cosmética para "ocultar" (del inglés, "to conceal") un lunar tipo mancha rojiza en su rostro.


El primer producto de este tipo en Estados Unidos se conoció como Covermark. En 1948, la empresaria Helena Rubinstein desarrolló un producto similar para cubrir manchas de quemaduras, que mercadeó en diferentes tonalidades. Una de las famosas que dió popularidad al corrector fue Marilyn Monroe, quien decidió que aplicarlo en su rostro la hacía ver más glamurosa.


Ahora ya están equipadas con los mejores consejitos para elegir, aplicar y sacarle provecho a la base y al corrector, además que conocen un poco más de su historia. Espero que hayan disfrutado aprender un poquito más del tema, para lucir siempre bellas.


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