Cómo motivar a las personas a tu alrededor
- Déjame Acompañarte
- 9 mar 2019
- 8 Min. de lectura
Recientemente, mi compañero de vida me pidió ayuda para una "tarea" que le dieron en el trabajo. Su jefe quería sugerencias para motivar a los empleados. De inmediato le pregunté qué estrategias ya tenían implantadas y me dijo que ninguna. Me sorprendió su respuesta, pues di por sentado que, por los años que lleva operando la compañía para la que trabaja, debían ya tener algún sistema de motivación laboral y no era así.
Tal vez asumieron que un buen salario o paquete de beneficios era motivación suficiente para los empleados. Y eso me puso a pensar en lo importante que es mantener motivadas a las personas a nuestro alrededor. No sólo en el ambiente de trabajo, sino cada vez que tenemos que trabajar en equipo. Hoy les comparto estrategias que todos podemos poner en práctica en casa, con familiares y amigos, y en otros grupos con los que interactuamos.
¿Por qué hay que motivar a las personas?
Esta pregunta nos las hacemos todos, ya que usualmente asumimos que cuando una persona es parte de un grupo o equipo, les gusta y lo disfrutan. Pero cada uno de nosotros, que compartimos con diversos círculos de personas, sabemos que el desgaste, los problemas de comunicación y la falta de visualizar claramente las metas que tenemos en común, son los principales enemigos de mantenernos motivados.
Nos pasa en casa, cuando queremos lograr que la familia sea parte de un día de limpieza, o cuando queremos que nuestros colegas de labores "estén abordo" en un proyecto especial, o cuando buscamos voluntarios en la comunidad para apoyar una buena causa.

Motivar a las personas es a veces cuestión de darles un empujoncito para que salgan de su zona de confort.
En otras ocasiones, se trata de ayudarles a entender los beneficios personales que embarcarse en un reto o proyecto les traerá. Para eso, cada uno de nosotros juega un rol importante. Ser motivador es uno de los trabajos más difíciles, porque incluso nosotros mismos necesitamos motivación. ¿Cómo lo logramos entonces?
La parte personal de motivar a otros

Para motivar a las personas, desde nuestra pareja e hijos hasta los colegas del trabajo, tenemos que hacer una evaluación de nuestras actitudes antes que nada. ¿Cómo podemos inspirar confianza y liderazgo, si somos personas amargadas, negativas, hostiles y poco comprometidas?
La gente a nuestro alrededor no es ciega ni tonta. Notan nuestras actitudes de inmediato, incluso la sinceridad con que nos acercamos a ellos para hacerlos parte de un proyecto o de un fin común. Así que lo primero que tenemos que hacer es mejorar nuestras actitudes para poder ganarnos a otros.
Comienza con una reflexión honesta y personal de tus fortalezas y debilidades. Eso te ayudará a saber dónde, si fuera necesario, debes mejorar.
Si no se te hace fácil, acércate a alguien de tu confianza y que de forma confidencial te pueda ofrecer una crítica constructiva. Para eso tenemos que ser receptivos y humildes, porque a veces lo que otros nos señalan para mejorar no siempre es de nuestro agrado.
Sé ejemplo. A veces la gente se desmotiva no sólo por lo que se dice (o no se dice), sino por las acciones de los demás, especialmente de quien dirige. ¿Necesitas voluntarios? Sé el primero en ofrecerte; hay que dedicarle más tiempo a un proyecto, quédate tú también y enróllate las mangas. Los verdaderos líderes motivan con su ejemplo.
Aprende a ver lo bueno de otros. Si te dedicas a señalar sólo los errores y lo negativo de otros, nadie espera o creerá de ti una palabra de motivación, porque entienden que nada bueno tienes que decir. Es importante que revises esa visión que tienes del mundo para poder motivar a otros.
Considera las ideas o estrategias de otros. Dejarle saber a los demás que no siempre tienes la razón o todo el conocimiento de un tema, abre paso a que sientan que pueden colaborar contigo. Si tu actitud es que las cosas sólo puedes o sabes hacerlas tú, los demás se desmotivan y te dan la espalda, te dejan sola. Cuando les preguntas si tienen una forma mejor de hacer algo o si tienen alguna sugerencia, no sólo los haces automáticamente partícipes de tu proyecto, sino que reconoces su aportación y ya con eso los vas motivando.
La motivación en el lugar de trabajo
Usualmente, uno asocia la tarea de motivar con el jefe o supervisor. Cierto, viniendo de ellos, siempre es bienvenida. Pero tú también puedes ser una persona motivadora, aunque no tengas un rol directivo.

Hay muchas formas de motivar a la gente, pero quizás la más efectiva y de bajo costo es la del reconocimiento.
A todos nos gusta que, cuando trabajamos bien o nos esforzamos, nos dejen saber que lo hemos hecho bien. Esa palabra agradable hace toda la diferencia en un ambiente laboral o familiar.
¿Sabías que los trabajadores que no perciben reconocimiento tienen hasta dos veces más probabilidades de abandonar su lugar de labores?
Un lugar de trabajo puede realizar diferentes actividades para reconocer los logros de un grupo o empleados específicos con diversas actividades: empleado del mes, proyecto del año, semana del vendedor, día del Asistente Administrativo o del Abogado, etc. Son maneras sencillas, pero que establecen un ambiente de gratitud y camaradería, que hace que las personas se sientan orgullosas de su trabajo y de ser parte de un grupo o compañía. No tiene que otorgársele dinero ni otros beneficios adicionales como parte de ese reconocimiento, pero ese valor añadido viene bien.
Un correo electrónico o una tarjetita, felicitando a tu compañero por un trabajo bien hecho o una idea que trajo buenos resultados al equipo, tiene un valor excepcional. Es el tipo de cosas que puedes hacer aunque no seas la jefa.

Ese acto de reconocer, destacar y agradecer la participación y ejecutoria de los demás es fundamental, tanto así que puede iniciar cambios positivos entre los miembros de un equipo de trabajo, como desarrollar mucho más su potencial, traer nuevas aportaciones que hagan del trabajo uno más efectivo o dinámico, y mucho más.
La motivación por medio del reconocimiento también atiende algunos problemas laborales como las tardanzas o ausentismo, conductas negativas y hasta limpia el ambiente de chismes y malos entendidos. Y si te fijas, todo tiene que ver con actitud: la de celebrar lo bueno, apoyar a los que se esfuerzan, inspirar al grupo, ir juntos tras una serie de metas y alcanzarlas.
Lo puedes aplicar en tu vida personal y familiar
¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tu pareja o a tus padres que aprecias su ayuda y apoyo? Aunque ellos no te lo digan a ti, por alguna parte hay que empezar, ¿no? Invítalos a un cafecito o llévales un pedazo de su postre favorito con una notita dándoles las gracias y verás lo que eso provoca.

Puedes hacerlo con tus niños o nietos, no sólo por su trabajo en la escuela, sino cuando hacen cosas especiales o simplemente para dejarles saber cuánto significa su contribución en casa. Y no se trata de que les des dinero o le compres regalos. Pasa tiempo con ellos, haz alguna actividad que ellos siempre recuerden, díles que aprecias quiénes son y lo que hacen. Esa motivación abre puertas para la confianza y compromiso.
¿Qué hay que saber a la hora de motivar a las personas?
1. Tiene que ser una motivación sincera y oportuna. Nada de frases genéricas, porque pierde su propósito. ¿Qué tal esto: "Tu presentación sobre nuestro proyecto fue excelente, traíste datos y preocupaciones que no habíamos tomado en cuenta, pero también soluciones novedosas. Te felicito. Gracias por un trabajo bien hecho." Además tiene que darse en un tiempo apropiado. No puedes esperar un mes para dejarle saber a tu colega o familiar que hizo un buen trabajo, porque parece más una excusa que un reconocimiento sincero.
2. Procura que no sea sólo por resultados. En ocasiones, se trabaja duro para conseguir una meta, ya sea individual o colectiva, pero no lo conseguimos. Puedes reconocer el esfuerzo y ser solidario con las personas, alentándolos y dándoles las gracias, aunque no se haya logrado lo propuesto. ¿Acaso no te gustaría a ti recibir unas palabras de aliento o motivación? ¡A los demás también!
3. Ten en consideración no sólo a la persona, sino al equipo. Cuando el miembro de un grupo alcanza un logro, considera también a los demás. Es posible que todos hayan trabajado duro hacia una misma meta, como por ejemplo aumentar las ventas para un período del año. Es bueno reconocer al que hizo el mayor número de ventas, pero el resto de los colegas también se esforzaron por lograrlo. ¿Por qué dejar pasar reconocer el trabajo de todos?

4. Considera la personalidad de la gente. Hay quienes prefieren esas palabras de reconocimiento en privado, no en público. Cabe señalar que algunas compañías ofrecen algunos beneficios como parte de su programa de motivación laboral, como por ejemplo, un pequeño bono económico. A cualquiera le viene bien un dinerito extra, pero hay personas que preferirían un día libre sin cargos a vacaciones (esos que llaman "día libre administrativo"). No todas las compañías lo ofrecen, pero se puede considerar. Te aseguro que hay trabajadores que valoran más un día para descansar o estar con su familia, especialmente luego de un período intenso de labores, que una bonificación.
5. No abuses de la motivación y el reconocimiento. Todo lo que se hace en exceso pierde su encanto y efecto. Házlo una práctica consistente, pero no de todos los días, porque sino la gente se acostumbra y resulta entonces contraproducente. Una forma sutil de brindar reconocimiento es a través de la confianza: si crees que un colega está realizando buen trabajo y ya se lo has dicho, entonces delégale algunas tareas que le hagan crecer. Se dará cuenta que va por buen camino, y cuando le permites crecer, automáticamente se convierte en una fórmula motivadora.
Estrategias para motivar a un equipo sin gastar mucho dinero
Motivar a las personas, como ya hemos dicho, no necesariamente tiene que ahogar el bolsillo. Hay cosas sencillas que puedes hacer, para inspirar y cambiar un ambiente pesado en uno dinámico.
Haz del espacio de trabajo un lugar que motive. El desorden, desorganización y falta de limpieza son enemigos de la motivación. En vez de provocar ánimo, hacen que las personas se sientan incómodas y con pocas ganas de trabajar. Esas emociones, a su vez, cortan de raíz la creatividad. No tienes que ser el jefe (aunque puedes consultarle) para ayudar a poner un poco de orden en las áreas de trabajo. Si estás a cargo de un grupo, no sólo se trata de limpiar; traer plantas o ubicar mejor la fotocopiadora para abrir espacios, puede ser todo lo que necesitas. Un poco más de luz, eliminar las cosas fuera de lugar, poner un aromatizador pueden ser ideas exitosas para motivar a tu grupo.

Invierte en un ambiente de camaradería. No hablo de dinero, sino de tiempo. Puedes sacar un tiempo para celebrar los cumpleaños del mes, invitando a que todos traigan algún postre o aperitivo para la merienda de la tarde. O tal vez, con motivo de los logros del semestre de tu unidad laboral, reúnanse a almorzar o a participar de alguna actividad familiar fuera de horas de trabajo.
Capacita a tu grupo. A veces tus colegas quieren hacer más, pero no tienen el conocimiento o el tiempo personal para aprender nuevas destrezas. Una forma de motivar al grupo es organizar talleres internos sobre los temas de relevancia para sus labores, nuevas tendencias en su área de experiencia o sencillamente sobre herramientas útiles en general para ser más efectivos en el trabajo. Que sea una experiencia divertida y positiva, no una imposición que luego les haga trabajar doble para recuperar el tiempo o las metas de trabajo. Para eso, desde luego, hay que planificarse.

Invítalos a conversar. En ocasiones, los empleados lo que quieren es que le des el tiempo y la confianza para decirte cómo mejorar o hacer más efectivas las tareas que realizan en su área. Tal vez se les enseñó una forma de hacer su trabajo, pero con el tiempo ellos mismos han descubierto maneras más ágiles de hacerlo... ¡y tú ni te has enterado! Dáte la oportunidad de escucharlos y que te ofrezcan esa retroalimentación, especialmente si es para mejorar.
Refiere la excelencia laboral al alto mando. Invita, en la medida de lo posible, a los jefes en los puestos directivos a que le escriban una cartita de felicitación a los colegas que han hecho un buen trabajo. Ya no sólo viene de ti, como colega o supervisor, sino que se le reconoce esas ejecutorias especiales a nivel de toda la empresa. Claro, no es algo que debe ocurrir todos los días, pero hay empleados que se merecen ese tipo de reconocimiento.
Motivar es más que dar ánimo; es contagiar a otros con optimismo y buenas actitudes para lograr metas y salir adelante. Motivar es también contagioso. Inténtalo en casa, en el trabajo, con tus amigos y familiares, y verás cómo haces la diferencia.
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