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Aprendamos a decir ¡No!

A veces que es bien fácil decirlo, no da trabajo ni cuesta nada. Pero en otras ocasiones, nos arrepentimos mil veces y nos ahogamos en estrés, ajetreo y una agenda que nos deja pilladas porque no supimos decir que NO a tiempo. Y eso, mis amigas, es una carga que pesa demasiado.


Hoy quiero compartirles algunos consejos y estrategias para hacer cambios en nuestra conducta y aprender a poner límites. Pero queremos hacerlo de una forma educada y cortés, reconociendo que a veces los escenarios en los que tenemos que actuar son comprometedores.

¿Y por qué hay que aprender a decir que no? Por muchas razones: quizás para desarrollar prioridades, o para ser más productiva, o porque hay que enseñarle a la gente con quienes interactuamos que no somos robots y que tenemos nuestro propio criterio.


De otro lado, también sirve para cortar el cordón umbilical de dependencia de algunas personas, o nuestra necesidad de estar complaciendo a la gente para demostrar que somos capaces o buenas personas.


También es importante para mejorar nuestras actitudes... porque cuando nos vemos hasta el cuello con responsabilidades, y sabemos que algunas de ellas es porque no supimos decir que NO, nos produce coraje y frustración. ¡Pero también nos hace sentir culpables y atrapados! Y ninguna de estas emociones es buena para nuestra salud mental. Como ves, decir que "NO" es un asunto serio.


La empresaria y escritora española Pilar Jericó dice sobre este tema:

"Poner límites es una de las pruebas más difíciles a las que nos enfrentamos y uno de los mejores termómetros de madurez."

Ciertamente, cuando tenemos que trazar una línea entre lo que quiero y lo que debo no es sencillo, porque, reconozcámoslo, vivimos en sociedad y en grupos, y la aceptación la hemos interpretado como puertas abiertas y puentes tendidos. Así que, el día que ponemos un límite, los demás se extrañan e incluso se molestan. Y claro, volviendo al asunto de sentirnos aceptados, no queremos incomodar a aquellos que son importantes en nuestra vida, por eso es más fácil acceder, decir que sí, dar la milla extra, estar ahí... aunque en el fondo queramos todo lo contrario.


Asi que establecer límites tiene que ver primeramente con ser honestas con nosotras mismas acerca de cómo queremos relacionarnos con los demás. No se trata de levantar una muralla, sino trazar una línea.


¿Por que nos resulta difícil decir que no?

Hay muchos factores que influyen en esa decisión. Y hay que decirlo, existen personas que tienen un poder de convencimiento tan hábil, que deberían ser asesores en las Naciones Unidas. Pero no siempre caemos en la trampa de aceptar todo los que nos piden porque otros ejercen influencia; a veces lo hacemos porque tenemos miedo. Así es, MIEDO. ¿A qué? Veamos algunos ejemplos:

  • Miedo a que otros piensen mal de mí. Este es el miedo más común, que nos arrastra a acceder a aquellas cosas que no queremos o no deberíamos hacer. Valoramos demasiado la opinión que otros tengan de nosotros, queremos agradar y para evitar que piensen "menos" de quién o cómo soy, el decirles que "sí" se convierte en una obligación, en una cárcel.

  • Miedo a ser rechazado. Sucede mucho en los grupos de trabajo o de amistades. Te invitan a hacer algo o a asistir a un lugar, pero como no queremos sentirnos fuera de grupo o rechazados, accedemos.

  • Miedo a perder una oportunidad. También es frecuente en el ambiente laboral, sobre todo cuando queremos sobresalir o cuando nos están considerando para una promoción. Sentimos que diciendo que "sí" a todo lo que nos traigan al escritorio o pongan en la agenda nos hace más competitivos o nos pone más cerca de la oportunidad que queremos alcanzar... y no necesariamente es así.

  • Miedo a lo desconocido. El temor a lo desconocido es cuestión humana. Pero hay quienes, por miedo a lo que podría pasar o perder el control, prefieren quedarse en lo mismo de siempre, abrazados a su zona de confort. Son incapaces de decir NO a la rutina, y dar un pequeño paso para intentar cosas nuevas.

¿Cómo lo hago?

Decir que NO es casi un arte, que todos deberíamos desarrollar. Pero existen maneras de hacerlo. Existe la actitud agresiva y la actitud asertiva.


La primera, como bien lo dice la palabra, es negarse a algo "a lo bruto", sin elegancia. La asertiva es usando argumentos inteligentes y reales, sin ofender a los demás.


Decir que NO no significa ser una persona desagradable, sino es un ejercicio para cuidarnos a nosotras mismas, para proteger nuestros proyectos y nuestras prioridades. Para dar el primer paso, considera estas sugerencias:


Identifica lo que no te agrada o te causa estrés

Esta es la mejor manera de prepararte para dar un NO. A veces uno le coge mala voluntad a una persona o ambiente, y el problema no son los demás, sino nuestra propia incapacidad para establecer fronteras.

  • ¿Perdiste el amor a ir a la oficina? No es el trabajo, quizás tampoco la gente... es que el jefe o un compañero te agobian con tareas y pedidos de último minuto. Si es algo que no te deja contenta y satisfecha, es hora de decir NO.

  • En tu relación, ¿las peleas no se acaban y ya no es divertido pasar tiempo juntos? Quizás tiene que ver con que tu pareja prefiere quedarse en casa todo el fin de semana y tú te mueres de ganas de ir a dar un paseo... pero por complacerle, por no hablar de tus necesidades, te quedas pero con tremendo malhumor. Viene siendo hora entonces de dialogar y buscar soluciones para tener una relación sana.

  • ¿Estás exhausta y a duras penas tienes tiempo para cumplir con tantas exigencias? Mira bien tu agenda e identifica qué es prioridad y por dónde se te está escapando el tiempo. También evalúa si has aceptado demasiados compromisos, si es absolutamente necesario que tus hijos tengan tantas actividades en el fin de semana, que ni siquiera te da tiempo descansar, hacer las tareas del hogar o dedicarte tiempo a ti misma. Busca un balance.

Identifica la persona con quien quieres poner límites

No es lo mismo decirle que no al jefe que a tu mejor amiga, o negarle algo a tus hijos que a tu suegra. Por eso, ser asertiva es importantísimo para que seas exitosa a la hora de poner límites y decir NO.


Y aunque parezca sencillo, hay situaciones que a la persona a la que debes decirle que NO no es la más evidente. Te daré un ejemplo: tienes reglas para la hora en que tus niños van a la cama, pero los dejaste que fueran a dormir a casa de tus padres o de tus suegros por el fin de semana. Allá los consintieron y dejaron que se quedaran despiertos hasta tarde y ahora los chicos se rehúsan a irse a descansar a la hora ya establecida en tu casa. ¿Qué haces?

  • La conversación debe darse con tus suegros o tus padres, y pedirles que refuercen las reglas que has establecido y explícales por qué. No basta con decirles que los niños te vuelven loca, debes decirles que los cambios de hora provocan que no descansen lo suficiente y que eso trae problemas en la escuela. Ese NO es importante.

Si el problema es el jefe, desde luego que esa es una situación más delicada para decir que NO. Continuamente te pide ayuda a última hora, haciendo que salgas cada vez más tarde del trabajo y tu pareja está de molesta por eso. El asunto produce discusiones y enojos en tu relación, mientras el jefe está tranquilito en su casa disfrutando de los suyos. ¿Cómo dices que NO?

  • La próxima vez, fíjate en la hora y analiza la cantidad de trabajo que requiere la tarea que te piden. Es el momento para que, de forma educada y en privado, le puedas decir al jefe que estás encantada de ayudar, pero que harás todo lo que puedas hasta que sea tu hora de salida y el resto lo retomas el día siguiente.

  • "¡No, yo necesito eso para hoy!", seguramente te dirá el jefe. Es tu momento de decir: "Entiendo que esté en contra del reloj, pero soy una profesional y para hacer un trabajo bien hecho, necesito el tiempo adecuado. Debió haberme pedido esta ayuda más temprano, así que sólo me comprometo a hacer lo mejor que pueda hasta mi hora de salida. Lamentablemente, hoy no me puedo quedar más tarde." Si quiere tu ayuda, créeme que va a aceptar tus condiciones.

Crea una estrategia de cómo quieres decir que no

Es natural que, luego de haber dicho que "Sí" muchas veces, te pongas nerviosa cuando vas a decirle que NO a alguien por primera vez, especialmente si se trata de una persona que quieres mucho, que admiras o tiene autoridad sobre ti.


Una manera que puedes usar para lidiar con el susto de decir que NO es ¡practicar frente al espejo!

  • Imagina una situación con la persona a quien quieres decirle que NO, y ensaya una comunicación asertiva. Eso significa que des una respuesta amable y clara, con un argumento fuerte pero sin mucha explicación: "De veras lo siento, pero no puedo ayudarte con ese proyecto, porque estoy bien ocupada con otras tareas." No se trata de que mientas o que des excusas, se trata de comunicar tu decisión de una forma honesta y positiva.

Con este ejercicio frente al espejo, debes observar también tu lenguaje no verbal. Cuídate de ser exagerada, irrespetuosa o grosera con tus gestos; asegúrate de que vayan de acuerdo a lo que estás diciendo.


También debes dejar claro qué estás dispuesta a hacer y qué no. Así creas un ambiente en que todos sienten que salen ganando.

Evita las justificaciones o excusas

"No puedo ir contigo mañana porque no me he hecho las uñas" es una excusa demasiado fácil de desmontar. ¿Qué tal si dices: "gracias por la invitación, pero ya había hecho planes para atender varios asuntos personales"? Esta respuesta, además de cortés, proyecta perfectamente que deseas tiempo para ti, para atender TUS asuntos, y que eso es una prioridad. Aún cuando te presionen para que digas que sí, ya has dado el gran paso de establecer un límite, y uno por el que no debes transar: TU tiempo, TUS prioridades.


¡Puedes negociar!

A veces decir que NO es difícil. Pero intenta diciendo: "¿Me dejas pensarlo?" Esto le transmite a la otra persona que estás en control de tu tiempo y tu agenda.

  • Si estás en el trabajo, y tu jefe te pide que hagas dos tareas especiales a la vez, puedes decir: "Quisiera tener el tiempo adecuado para dedicarle a lo que me pide. ¿Cuál de ellas es de mayor prioridad para usted?" De esta manera, aunque accedes a ayudar, evita que te sobrecarguen de trabajo. No es bueno que sugieras a otras personas para realizar lo que se queda en el tintero, a menos que te lo pregunten. Eso da la impresión de que tu respuesta fue una excusa en vez de un buen argumento.

  • Si quien te pide colaboración es un compañero de trabajo, y ya estás a manos llenas con tus tareas y algún proyecto especial que estás realizando, explícale a tu colega que tienes el tiempo limitado y que para poderlo ayudar, tendrías que dejar de hacer una tarea en la que ya estás involucrada. ¿Qué tal si le das la mano cuando te desocupes? No es una excusa, es hablar con la verdad... a veces la gente ignora todos los asuntos que tienes en tus manos.

  • Si se trata de un familiar quien te pide ayuda, como por ejemplo cuidar de los niños o llevar a la abuela a una cita médica, puedes decir: "Me encantaría ayudarte, pero para la fecha que me lo pides no voy a poder. ¿Podemos planificar para ayudarte en una próxima ocasión?". Así tus allegados se dan cuenta que no pueden venir a imponerte tareas cuando ELLOS quieran, sino que es algo que se conversa y planifica. Pero si negocias de esta manera, es importante que cumplas con el compromiso.

Otro escenario importante que te puede ayudar es este: digamos que un familiar o compañero de trabajo te pidió que le ayudaras con algo (o que le cubrieras una responsabilidad específica) y luego asumió que, de ahí en adelante, siempre podía contar contigo cada vez que fuera necesario. Tal vez al principio lo hiciste desinteresadamente, pero ahora estás cansada de que siempre te ocupe a ti. Aquí te das cuenta del problema que es no poner límites, porque desafortunadamente hay personas que abusan de nuestra buena fe. ¿Cómo dices que NO a estas alturas?

  • Puedes adelantarte a que te pida la próxima ayuda, diciéndole de forma amable que has disfrutado tenderle una mano, pero que quisieras que te dé un espacio en una próxima ocasión. Mientras más pronto le dejes saber que deseas "un break", más oportunidad le das a esa persona de que busque otro recurso, y así no quedas mal contigo misma. Sí, esa persona se va a molestar porque ya no va a poder contar contigo e incluso te va a presionar. No propicies enojos, sino sé paciente y firme en tu respuesta. Y no albergues sentimiento de culpa, porque sino, vas ceder y ya tu palabra de que quieres poner límites no va a tener peso.

A veces es sólo cuestión de comunicación efectiva

Decir que NO a una invitación es otro escenario un poco complicado. Quizás nada tiene que ver con tus ganas de asistir, sino que estás cansada o porque estás corta de tiempo. El mejor consejo que te puedo dar es que seas honesta con la otra persona. Y si de todos modos quieres cumplir, explícale que harás un esfuerzo por llegar o que vas por un rato y te retiras más temprano. La honestidad siempre hará que quedes bien.


Si te han invitado a una cena y estás siguiendo una dieta especial (por las razones que sean), antes de declinar la invitación explica que tienes esas restricciones. No se trata de que cambien el menú por ti, sino de que los demás sepan tus limitaciones. Así evitas el incómodo momento de tener que decirle que NO a los alimentos y que se sientan ofendidos en su propia fiesta.

También influye el lugar donde dices que NO

Generalmente, decir que NO hiere sensibilidades. Toma en cuenta los sentimientos de la otra persona, y comunica de forma privada que no deseas ser o hacer alguna cosa. Piensa en esto: ¿cómo te gustaría a ti que dijeran un "NO"? Eso te puede ayudar a ser cuidadosa, sin dejar de ser asertiva.


Evalúa si es el momento adecuado

Antes de decir que NO, es importante también considerar las circunstancias. Si una amiga acaba de recibir una mala noticia sobre su salud y te pide que la acompañes un rato, pónte en su lugar. Es un privilegio poder estar junto a alguien que queremos cuando hay situaciones difíciles, aunque en casa te esté esperando un canasto de ropa por doblar y planchar. Puedes establecer que vas a pasar un período corto de tiempo con ella, para luego cumplir con otras responsabilidades... y eso te hace tan amiga como antes.


Sé sincera, pero no grosera

Imagina que tu hermana quiere usar un pantalón que en tu opinión no le queda bien. Te pregunta si te gusta cómo se ve. Evita decirle que sí por no herir sus sentimientos, pero tampoco le digas una grosería. Intenta: "tienes otros atuendos que te quedan mejor", que es una manera diplomática de decir que NO.


NO permitas las faltas de respeto porque has dicho NO

Es cierto, hay personas que no lo toman bien cuando uno tiene que negarle una ayuda o declinar una invitación. Aprovechan la oportunidad para criticarnos o juzgar nuestra decisión. No seas demasiado rápida para las controversia, y haz todo lo que puedas para evitar los chismes. Sé sincera con la otra persona, dile que te entristece su comentario, y pídele comprensión y respeto. Es posible que use ese momento para presionarte, pero no dejes que la crítica te haga cambiar de opinión, sino manténte firme sin provocar disensiones.


Enseña a los demás a hacer las cosas por sí mismos

A veces, la gente abusa de nuestra buena fe y agarran la ayuda que le damos como una excusa para evitar hacer un trabajo. Ayudar es bueno, pero que te hagas la tonta no. Evita que los demás se acostumbren a que lo hagas todo tú, enseñandoles a que ellos pueden realizar las cosas por sí mismos. Dedícales un tiempo para entrenarlos y compartir tu conocimiento, lo que aliviará tu carga y te quitará de encima cualquier cargo de conciencia por haber dicho NO.


Espero que con estos consejitos te animes y te atrevas a comenzar a poner límites. No sólo te sentirás mejor contigo misma, sino que te ayudará a tener más tiempo para ti y aprender a ser más asertiva.




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